En primer lugar, hemos adquirido muchos conocimientos de un mundo que, aparentemente, no existía o al menos no se manifestó en este país: El mundo de La Lucha Libre. Con esto, llega un aprendizaje de valores, aficiones y características de deporte que es particularmente ignorado por los medios y, además, por la federación de deportes del Perú.
Aunque esta podría ser considerada una actividad “underground”, nos dimos con la sorpresa de que contaba con una afición ya marcada (mayor a la que esperábamos) que estaba dispuesta a pagar moderadas sumas de dinero por una entrada y vera sus personajes favoritos en acción.
Una vez que nos introducimos en este mundo y tratamos de formar parte de la fanaticada e interiorizamos ciertas características que todos los asistentes tenían. Esta no fue una tarea difícil ya que cada uno de nosotros tenía recuerdos de la afición que nos suscitaba elementos tales como las antiguas series en el canal 5 de la WCW o en el canal 9 de la WWF , por lo cual sólo fue necesario tomar una postura similar a la de esas épocas, y, siendo sinceros, llegamos a recordar e incluso superar esa emoción de ver ese espectáculo de cerca.
Al momento de las entrevistas, nos dimos cuenta que es un deporte que trasciende el deber o la obligación, es una afición y un amor tan acérrimo que los lleva muchas veces a poner en riesgo su integridad física e incluso su vida. También nos dimos cuenta de que la mayoría de luchadores cuentan con otros trabajos y otras profesiones pero nunca dejan de lado este primer amor y luchan en cada evento con toda la fuerza que tienen para poder brindarle a su público un buen show.
Finalmente, cabe resaltar que no nos es muy grato, ahora que fuimos parte de este evento, que no tengan mucho patrocinio o sean muy vistos en la sociedad de manera más notoria. Como en el box, habrá que esperar una Kina Malpartida o un Jonathan Maicelo, que haga que este se vuelva un deporte más “comercial”, hasta entonces, suponemos que este seguirá siendo un deporte PARA CONOCEDORES.